jueves, 3 de diciembre de 2015

Ámbitos de intervención de la Educación Intercultural.

La Educación formal: La Educación Intercultural en las aulas.

Para abordar la educación intercultural desde el punto de vista de la educación formal, delimitaremos, en primer lugar el ámbito educativo al que corresponde este campo, “Toda intervención dentro del sistema educativo reglado que se orienta a la provisión de títulos académicos. Posee una intencionalidad, está institucionalizado, graduado cronológicamente y estructurado jerárquicamente”[1]. Por tanto, nos centramos en la educación escolar. Es decir, la educación reglada, que abarca el periodo en que todo alumno debe estar escolarizado en un centro educativo, mientras se encuentre entre los 6 y los 16 años.
Es por ello, que todo alumno, independientemente de su nacionalidad, tiene el derecho  de acudir diariamente a la escuela; y por parte de los estados, la obligación de que sus ciudadanos estén alfabetizados. La elección de la escuela a la que van a acudir puede variar según los criterios del centro en función de si éste es público, privado o concertado.
Ante la llegada masiva desde hace ya algunos años de inmigrantes y extranjeros a nuestro país, las escuelas se han visto forzadas a adaptarse en la medida de sus posibilidades y conocimientos a los cambios sociales que se han producido en sus centros. Todos han tenido que adaptarse a un cambio en la enseñanza: maestros y profesores, alumnos y alumnas, las Consellerías, los padres y madres y los gobiernos. No obstante, este proceso, aún hoy no está totalmente normalizado.
Antes de seguir, aclararemos brevemente los conceptos “Extranjero” e “Inmigrante”. A pesar de que la R.A.E. define ambas palabras como sinónimos (“Que es o viene de país de otra soberanía”) no poseen el mismo matiz.
Generalmente, empleamos el término extranjero para referirnos aquellas personas provenientes del llamado “primer mundo”; estos alumnos suelen tener una fuerte acogida en sus centros escolares, disponen de medios socioeconómicos medios o altos, de un acceso preferente en determinados colegios acordes a su cultura (Colegio alemán, Liceo francés, Liceo hispano-americano, Trinity College, Caxton college...), facilidades para entrar en colegios privados o concertados durante la enseñanza superior. Además suelen empezar las clases en el comienzo del curso escolar. Por ejemplo, los estudiantes ERASMUS son extranjeros, no inmigrantes como ahora veremos.
Sin embargo, cuando nos referimos a un inmigrante, hablamos de una persona proveniente del “Segundo o tercer mundo”. Los alumnos llamados inmigrantes disponen de medios socioeconómicos medios o bajos, mayor dificultad de acceso en colegios privados o concertados. Además suelen empezar las clases pasado el comienzo de curso, una vez sus familias se han asentado en el país de acogida por lo que suelen emplazarlos a plazas sobrantes de centros públicos. Asociadas a estas características, los niños “inmigrantes” se enfrentan, en ocasiones, a situaciones añadidas: desconocimiento del idioma y la cultura, falta de integración, ausencia las figuras parentales (Ya que éstas, suelen trabajar muchas más horas de media)...
Hay que tener en cuenta que si el menor llega en Marzo o después, por ley, puede introducírsele en un nivel inferior al suyo, puesto que llega en un momento en que el curso escolar está muy avanzado.
Si llega a principio de curso más o menos, se observa el número de inmigrantes del centro y si éste pasa del 20% de los alumnos matriculados, se debe crear lo que se llama un aula de Educación Compensatoria para trabajar aquellos aspectos que el menor necesita reforzar. Sin embargo la realidad es bien distinta, no todos estos alumnos tienen la posibilidad de acudir a estas aulas, por otro lado también hay quienes directamente son integrados en una clase con sus compañeros porque no necesitan ningún tipo de refuerzo.
Conforme el nivel de enseñanza se va incrementando podemos comprobar que los problemas aumentan. Hecho que refuerza la conclusión de que el problema lo tenemos los adultos, hacemos grandes los pequeños problemas. Los niños tienen una capacidad superior para adaptarse. Sus necesidades de juego y de aprendizaje solo les marcan eso, jugar y aprender, con sus compañeros, sin fijarse en cómo son; mientras que son los padres quienes inculcan a sus hijos cómo deben tratar a sus compañeros.

 La Educación No Formal: Educación Intercultural en la Animación Sociocultural.

Partiendo de la definición de educación no formal formulada por Artur Parcerisa: “Procesos educativos que responden a una intencionalidad; y que se llevan a cabo a través de una organización y una metodología sistemática. No pertenece al sistema educativo reglado. Su objetivo es atender a la sociedad priorizando en personas y colectivos en situación de conflicto social o con riesgo de estarlo”; podemos extraer las siguientes ideas para llevar a cabo una Educación Intercultural de calidad.
En primer lugar tenemos que pensar que esta forma de educar (La no formal), se puede llevar a cabo en cualquier lugar y momento. Por ello, lo primero que tenemos que saber es dónde estamos trabajando: sea en un centro de educación formal, en uno de educación no formal, en la calle...
Si nos encontramos en un centro de educación formal, podemos trabajar la interculturalidad mediante conceptos no formales como podrían ser los temas transversales, la Animación Sociocultural, dentro de una asignatura como pueda ser la de educación para la ciudadanía, a punto de establecerse como tal…
Si nos encontramos en un centro de educación no formal, tenemos más tiempo y campo para trabajar la educación intercultural, puesto que la educación no formal no está tan estructurada y rígida como la anterior. Podríamos trabajar partiendo, sobretodo, de la Animación Sociocultural; mediante talleres, dinámicas de grupo, técnicas de role-playing, charlas, participación en alguna asociación que trabaje sobre este tema, voluntariado…
Llegados a este punto, profundizaremos en los centros de educación no formal. Partiendo de este ámbito tan amplio, intentaremos esbozar unas orientaciones, siempre teniendo en cuenta la diversidad de centros que existen, y la multitud de titulaciones que podría trabajar esta educación desde sus ámbitos.
En primer lugar debemos tener presente que este tipo de educación puede trabajarse a lo largo de toda la vida, por lo que sería conveniente empezar a trabajarla desde la infancia, por ejemplo en una ludoteca. Este espacio lúdico invita a compartir las vivencias, actitudes, normas… De todos sus integrantes, ya sean: inmigrantes, extranjeros, discapacitados físicos o psíquicos, de la comunidad donde se encuentre el recurso… Sin embargo, el hecho de no comenzar a trabajar la interculturalidad desde la infancia, no implica que nunca podamos aprender; sino todo lo contrario: podemos empezar en cualquier momento. Ello deja manifiesto la gran diversidad metodológica que acepta esta materia, o dicho de otro modo: la interculturalidad se puede trabajar de muchas maneras y a cualquier edad. Esta diversidad y amplitud de metodología que abarca, nos permite una gran flexibilidad para tratar la educación intercultural, tanto en actividades como en espacios.
Partiendo de las ideas anteriores, podemos imaginar, a grosso modo, cómo llevaríamos a cabo un proyecto de estas magnitudes; es decir con infinitas posibilidades de acción  válidas unas como tantas otras.
Para comenzar, es necesario plantearnos qué valores o conceptos queremos que nuestros discentes aprendan; encontramos ejemplos tales como: El conocimiento de diferentes culturas, el entendimiento de éstas, cómo respetarlas, cuantas culturas conviven en nuestro centro, colegio, comunidad, los universales culturales de cada una de ellas…
En segundo lugar, en base a este ideario, es fundamental plantear unos objetivos claros y concisos; puesto que modificar el pensamiento, actuaciones, prejuicios, estereotipos… de nuestros participantes, no es tarea fácil que se pueda llevar a cabo de hoy para mañana; únicamente mediante un proceso lento y constante podremos lograr estos objetivos.
A continuación deberíamos de plantearnos las actividades, la metodología y la evaluación. Puesto que no estamos en la educación formal, estos tres apartados deberían ser lo más abiertos, flexibles y cooperativos posible, ya que este tipo de educación nos lo permite y la materia lo requiere. Podemos comenzar por plantearnos unas actividades claras, divertidas y fundamentalmente que fomenten a la cooperación; favoreciendo de este modo el trabajo común entre todos los participantes. La metodología, como las actividades, debe ser flexible y dinámica, para dar rienda suelta a los usuarios. Desde estas líneas proponemos también el empleo de dinámicas que inviten a la reflexión de los discentes, pero sobre todo que sirva de experiencia tanto a nivel personal como interpersonal. Por último, sugerimos una evaluación constante, abierta a todo el grupo y muy clara, donde todos los integrantes puedan expresarse con la comodidad, la libertad e igualdad de posibilidades que el mismo proyecto persigue; y sobre todo, donde todas las personas participantes se sientan escuchadas y comprendidas.

La Educación Informal: Los Mass Media

Consideramos un ámbito educativo aquella situación en la que se da, la consecución del saber, la formación de ideas y el conocimiento razonado en base a una o más informaciones y/o experiencias. Sea o no, a través de una institución.
Proceso educativo que aparece de forma indiferenciada y subordinada a otros procesos sociales. No es intencionada, ni organizado, ni posee una metodología; es un proceso que dura toda la vida en el cual las personas adquieren conocimientos a través de su propia experiencia diaria[2]
Llegados a este punto, entra en juego un factor importante en la configuración de un sistema de creencias y saberes propios de un individuo o colectivo: la educación informal; es decir, a diferencia de la educación formal i la educación no-formal, aquella que es recibida fuera de un centro docente y, en teoría, no controlada por una sistematización pedagógica programada, una metodología de aprendizaje o un educador cualificado.
Este conocimiento o educación puede ser totalmente libre, regido tan sólo por la subjetividad del educando receptor y su capacidad para la asimilación de conceptos.
Múltiples son las vías mediante las que actúa este tipo de educación, cómo pueden ser la relación familiar, la televisión, navegar por Internet, un simple paseo por una calle alborotada, el transporte público, la escucha de un anuncio publicitario, la observación de una obra de arte; en definitiva, cualquier acto voluntario o involuntario que incluya, en sí mismo, una reflexión sobre la experiencia personal ajena y colectiva de la que se derive una opinión formada con un marcado carácter autodidacta.
Pero en muchas de dichas vías de aprendizaje ocurre que el conocimiento si puede estar ligado a una serie de conocimientos y metodologías estipuladas que, debido a su integración en la cotidianeidad, pasan desapercibidas, influyendo y condicionando el saber; y por tanto, la educación de individuos y colectivos.
Esta ausencia de libertad en el aprendizaje; sin embargo, es asumida con total normalidad bajo folklorismos, modas, tradiciones, dogmas, prejuicios y saberes impuestos.
Un claro ejemplo puede extraerse del núcleo familiar, dotado de gran diversidad y autonomía en una agradecida teoría, pero que en la práctica educativa se ve ligado y condicionado a una serie de factores como ahora el cultural (Principal idioma de relación, nivel de conocimientos de los miembros encargados de educar...), el político (Posicionamiento ideológico, región que habitan e historia de la misma...) o el económico (Nivel adquisitivo, hábitos de consumo...). Estos y otros factores determinan el código de comunicación, las prácticas tradicionales; y en resumen, el tipo de educación formal o la predisposición a la educación informal que vaya a tener el miembro de una familia.
Por extensión, si considerásemos la sociedad propia de cada lugar, región, estado o continente cómo una gran familia: encontraríamos, además de múltiples factores condicionantes en la educación intercultural, que una de nuestras fuentes de conocimiento, o dicho de otro modo, de nuestros “educadores informales” serían los medios de información o Mass Media, en términos anglosajones.
No le será ajena a nadie que viva, por voluntad, por necesidad o por obligación, dentro del sistema del Orden Mundial, con acceso a los medios de comunicación, la expresión “La información está manipulada, dicen lo que quieren”.
Por supuesto que esta manipulación responde a los intereses de un minúsculo grupo humano, que de modo deliberado y con acceso al poder mediático, difunden un modo de vida y pensamiento uniformado desde parámetros represores, jerárquicos y autoritarios que en nada beneficia a los objetivos de la pedagogía intercultural, y por ende, a la humanidad y a la bio-diversidad planetaria y la prosperidad de su evolución natural.
Si observamos y planteamos la situación de este tipo de educación informal a través de los ojos de las comunidades inmigrante y extranjera, propias de un lugar delimitado por fronteras políticas, podemos encontrar muchos problemas que dificultan y distorsionan su evolución cultural. Algunos de los principales problemas serían:
- A menudo, el lenguaje técnico usado en los informativos y periódicos mantiene la lengua autóctona y preponderante del país en cuestión, sin respetar la diversidad cultural y sin contemplar apartados en idiomas foráneos, dificultando la comprensión del receptor que no la reconozca cómo propia.
- La visión o punto de vista que trata la información siempre será la de la cultura imponente del territorio en cuestión (occidentalismo-orientalismo); siendo así, esta información siempre se verá sesgada, resultando general o insuficiente, no dando cabida a la integración cultural y alimentando el imaginario colectivo cargado de falsos tópicos.
- La temática de la información destinada a informar sobre un colectivo inmigrante o extranjero suele ser de un carácter catastrofista y alarmista, siendo noticia, hechos aislados que emiten una imagen caótica de ciertos países en vías de desarrollo, sin desvelar y denunciar directamente sus causas. Así pues obtenemos informaciones e imágenes vacías de contenido y cargadas de moralidad. (Un claro ejemplo es la diferencia de veces que podemos ver una masacre, un campo de batalla minado y ensangrentado, una ciudad derruida, una epidemia...al lado de quienes las provocan, las sustentan y se benefician de ellas).
- El colectivo inmigrante particularmente sufre un trato informativo impersonal i deshumanizado, siendo una situación vital extrema un mero dato estadístico. Contrastando notablemente con las más duras políticas de inmigración que impiden una supervivencia digna.
- La desinformación con claras intencionalidades es llevada a un punto álgido cuando los noticiarios albergan un popurrí destematizado y redundante de sucesos (Por ejemplo: “Mueren 120 iraquíes victimas de un atentado terrorista”,  a continuación: “El foro de Ermua vuelve a la calle para protestar... Euskadi presa por el pánico...”; y al minuto: “La Cibeles a rebosar tras la triunfante victoria del Real Madrid por un gol a cero ante un pésimo Deportivo (···) espacio ofrecido por El Corte Inglés”).
- La constante contradicción entre diferentes medios de comunicación crea un ambiente de desconfianza y confusión que repercute desarmonizando una convivencia intercultural.
- Al margen de los colectivos inmigrantes y extranjeros, otros grupos sociales y culturales sufren una represión y una omisión informativa; estos grupos responden a los más desfavorecidos económicamente y a las étnias minoritarias y adaptadas, víctimas de un racismo cultural.

Posiblemente, a nivel de educación informal, algunas de estas situaciones se pueden ver levemente parcheadas por la acción intermitente y deslocalizada de grupos y colectivos con un elevado grado de conciencia intercultural, quienes regularmente difunden periódicos, revistas i programas de televisión de bajo presupuesto con un tratamiento distinto y fiel a una realidad más cercana a todos y todas.
Tal vez sea esa acción anónima de difusión de ideas, la que pueda calar hondo en el espíritu pedagógico de la educación e influir decisivamente en la conciencia global intercultural a un nivel de educación informal.
Quizá el colectivo artístico, poético, literario y creativo pueda despegar el alquitrán aferrado a las mentes más conservadoras.
Es posible que a fuerza de una relación entre culturas, motivada por los inevitables movimientos migratorios que atienden a las fuerzas de la naturaleza, y en conjunción con todas las personas interesadas en que esa relación se lleve de un modo respetuoso y digno, podamos gozar de una Tierra mejor.
Hasta entonces, es mucho el trabajo de concienciación y asimilación, individual y colectivo, teórico y práctico, necesario para eliminar todas las trabas que impiden poder decir, con total certeza, que la educación informal se caracteriza por un espíritu libre-pensador.



[1] Parcerisa, Artur. (2002), “Didáctica en la Educación Social: Enseñar y aprender fuera de la escuela”. Barcelona: Graó.

[2] Parcerisa, Artur. (2002), “Didáctica en la Educación Social: Enseñar y aprender fuera de la escuela”. Barcelona: Graó.

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