jueves, 3 de diciembre de 2015

El nuevo escenario de la educación a distancia en América Latina

Claudio Rama


  1. El modelo tradicional de educación a distancia informal en AL

La educación a distancia ha tenido una larga y profusa experiencia en muchos países y regiones del mundo.[i] A diferencia en América Latina, la educación a distancia ha tenido una reciente y relativa presencia histórica y focalizada en la educación no formal. Su desarrollo se desarrolló desde los años 50 y fundamentalmente ha estado asociado a  la formación docente, a programas de alfabetización para adultos y a la educación intercultural bilingüe para indígenas. Los maestros en ejercicio, la población adulta analfabeta y la población indígena fueron los primeros receptores de esta modalidad educativa en el continente, generada en  organismos burocráticos públicos creados para tal fin o a través de programas específicos. Más allá de su amplia diferenciación en regiones y países, en general esta educación a distancia no estaba articulada al interior de las instituciones educativas dentro del sector formal, sino que era en general resultado de proyectos puntuales que buscaban cubrir una demanda específica insatisfecha que no lograba responder el sector formal. Era concebida como una educación remedial o compensatoria de la enseñanza

La educación a distancia orientada a los docentes en ejercicio, propendía a que se realizara un proceso de actualización de sus competencias así como el desarrollo de un mecanismo que permitiera también la certificación de competencias a partir de determinados módulos de enseñanza y la realización de pruebas asociadas a estos cursos a distancia. La dispersión geográfica de los docentes en las escuelas, las carencias financieras para el traslado a los centros de educación tradicional (las normales),  el ser un momento histórico de fuerte crecimiento de la cobertura media y básica, el ser una población adulta, y ser estos cursos obligatorios o asociados a ingresos salariales adicionales, fueron los ejes que facilitaron e incentivaron que la formación docente se estructurara a través de la educación a distancia. México fue un caso muy significativo de este proceso, asociado además a nuevas concepciones sobre el rol del maestro en las comunidades y de la búsqueda de aumentar  la calidad en contextos de creciente expansión de las demandas de acceso en poblaciones rurales a través de la profesionalización de los docentes.  

Igualmente, en el caso de la población indígena, el instrumento más importante de educación fue la modalidad a distancia. Su alta dispersión en los territorios, la dificultad de desarrollar procesos formales de enseñanza conjuntas para la población indígena y no indígena, dadas sus especiales necesidades educativas por sus carencias lingüísticas y el tipo de pertinencia y de mercado laboral específico en diferenciados en las comunidades, facilitaron el uso de las metodologías de la educación a distancia para esos sectores. Finalmente, las políticas de alfabetización y de educación de adultos, también por su dispersión, por su carácter de ser programas puntuales que permitiesen leer y escribir a esta población y facilitar algunos recorridos en el sector formal, llevaron al uso intensivo de modalidades de educación a distancia para estos sectores. El cuadernillo, los programas radiales, o inclusive la televisión, fueron los instrumentos didácticos que apoyaron esas modalidades educativas en varios países.

Así, la educación a distancia nace en el continente asociada a espacios informales de enseñanza, destinada a públicos específicos y dispersos, a través de modalidades organizacionales, en general no permanentes,  bajo la supervisión de los Ministerios de Educación, y siempre pensadas como aprendizajes remediales de compensación para permitir alcanzar los conocimientos que el sector formal no había logrado transmitir a estas personas. Eran también educaciones terminales, y no estaban en general articuladas con otros sectores o niveles que pudieran permitir  recorridos académicos posteriores para estos sectores.

Podría decirse que era una educación marginal a las estructuras formales para formar a sectores excluidos de estos niveles, y los cuales  carecían en general de las continuidades, los procesos de supervisión y de evaluación académica, las articulaciones académicas, y los niveles de calidad de las modalidades presenciales. Nació como educación de baja calidad para llevar adelante procesos educativos remediales para sectores con bajos capitales culturales, y contribuyó por ende a conformar un núcleo de opinión crítico y negativo sobre el valor de esta modalidad educativa.

  1. El ingreso de la educación a distancia en la educación superior

En los setenta en la región y a escala mundial, se produjo un cambio significativo en la educación a distancia, al conformarse esta como un instrumento educativo también para el nivel superior. Si bien ya existían experiencias, fundamentalmente en Estados Unidos al interior de las Universidades,  es con el nacimiento de la Open University en Inglaterra y posteriormente de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de España, cuando la educación a distancia se comienza a consolidar como una de las modalidades de la educación superior a distancia, con sus propias características y especificidades. En América Latina, tal influencia, tuvo su correlato  en la existencia de crecientes demandas de acceso a la educación superior por parte de nuevos sectores sociales, de una mayor complejización de la educación presencial y de la existencia de restricciones financieras para continuar expandiendo la cobertura a través de las mismas modalidades existentes.

En la región, la expansión de las mayores demandas de acceso derivó en el mantenimiento de la gratuidad y en la introducción de sistemas selectivos de ingreso a las universidades públicas. Tales decisiones plantearon el inicio de la diferenciación de la educación superior, cuyos ejes más marcados estuvieron dados por la propia diferenciación del sector público a través de nuevas instituciones con menos autonomía, recursos y complejidades académicas;  la expansión de la nueva dinámica de la educación privada marcada por su carácter de absorción de demanda; el desarrollo de una  educación terciaria no universitaria para sectores de menores ingresos; y también por el nacimiento de la educación superior a distancia.

En una amplia variedad de países de la región, y a través de diversas formas institucionales, se produjo el nacimiento de la educación a distancia en la educación superior, en el marco de un modelo conceptual similar en toda la región. La educación superior a distancia que se gestó asumió la forma de una educación semipresencial con el apoyo de materiales didácticos escritos, la existencia de tutores con una atención a través de sedes distribuidas en el país y en las cuales además se realizan las evaluaciones de los aprendizajes, ya que los exámenes eran presenciales. Bajo este modelo educativo, el acceso era libre y no requería de pruebas selectivas como en las universidades presenciales. El público objetivo por su parte además de aquellos  excluidos del acceso público, era de adultos y  se focalizó en sectores de menos ingresos económicos y de menores capitales culturales que no lograban acceder al modelo de tipo dual, por un lado un sector público con examen de ingreso y por el otro privado con matrícula arancelada.
  
En muchos países de la región la diferenciación institucional y las demandas de acceso a la educación se expresaron en una de sus orientaciones a través de esta modalidad de enseñanza, lo cual  dio inicio a la bimodalidad educativa en la región. Más allá de las excepciones de algunos países, en general se produjo desde los inicios de la diferenciación, la gestación de la modalidad de educación superior a distancia. Este ingreso de la bimodalidad, sin embargo se produjo a través de una alta diversidad de expresiones, en función de las particularidades propias de cada país.

Una de las expresiones de esta nueva realidad, y sin duda  la más conocida, consistió en la creación de nuevas universidades preferentemente pública, específicamente orientadas a ofertar bajo estas modalidades pedagógicas a distancia expresadas en modelos educativos semipresenciales.  Las expresiones más importantes fueron la Universidad Estatal a Distancia (UNED) de Costa Rica, la Universidad Nacional Abierta (UNA) de Venezuela y la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) de Colombia. En estos países, estas instituciones estuvieron asociadas al establecimiento de exámenes de ingreso altamente selectivos en las Universidades y funcionaron como ofertas  de estudios terciarios sin restricciones de ingreso. Mientras que las universidades públicas introducían restricciones al acceso, se creaban en paralelo oportunidades de ingreso abierto a menos costos por alumno y preferentemente para la población adulta. Tal desarrollo se asoció al modelo de la Open University que se basaba en la ausencia de restricciones de ingreso y la existencia de restricciones de egreso, a partir de altos estándares de calidad del proceso de aprendizaje. En el sector privado, la expresión más clara de esta modalidad en ese momento se dio con la Universidad Técnica Particular de Loja en Ecuador.

En la región estas modalidades de ofertas de educación a distancia en la región nacieron además con menos niveles de autonomía, más dependientes de los Ministerios de Educación, y con  presupuestos por alumnos significativamente inferiores que las restantes instituciones públicas. En Venezuela la UNA para el 2004 tiene un costo por alumno de 1.14 millones de bolívares, mientras que la universidad más costosa, la Simón Bolívar, tiene un costo por alumno de 12,89 millones de bolívares y una media nacional del sector público de 5,39 millones de bolívares. En el caso de Colombia, el costo por alumno de la UNAD para el 2006 fue de 0,626 millones de pesos, mientras que la Universidad más costosa, la Universidad Nacional tuvo un costo por alumno de 11,494 millones de pesos, y la media nacional del costo por alumno en la educación superior pública fue 5,007 millones de pesos. Mientras que en Venezuela la diferencia entre la más cara y la UNA es 11,30 veces en Colombia, la diferencia es mayor y alcanzó a  21,12 veces. [ii]

Tales diferencias también se han expresado en menores niveles de  calidad, de formación de sus docentes y también de infraestructuras muy inferiores a las de las restantes instituciones públicas. También de menos autonomía, lo cual ha marcado que el recorrido político de estas tres Universidades ha sido también el de la lucha por la obtención de la autonomía, que la UNED obtuvo a los cinco años de su creación, la UNAD en el 2005 y que la UNA carece al estar regida por la Ley de Universidades de 1971 que establece una menor autonomía para las universidades experimentales.

Las nuevas demandas por el acceso a la educación superior no presencial se expresaron tanto a través de estas nuevas instituciones orientadas a la oferta de modalidades educativas a distancia, como también a la expansión de ofertas a distancia dentro de instituciones presenciales. Mientras que en el primer caso se desarrollaron instituciones tanto privadas, como fundamentalmente públicas que nacieron con la exclusiva misión de desarrollar ofertas bajo la modalidad a distancia, y en el segundo caso, la expansión de la educación a distancia, se expresó en la conformación de modelos bimodales de educación superior al interior de las instituciones que en diversa proporción utilizaban y mezclaban ofertas presenciales y ofertas a distancia.

Casos más llamativos de bimodalidad se dan en México y Honduras, donde se desarrollaron ofertas de educación a distancia al interior de las Universidades autónomas, que comenzaron a estructurar un modelo bimodal en términos pedagógico, organizativo y tecnológico. Casi todas las grandes Universidades autónomas de México, como la UNAM, la Universidad de Guadalajara, la de Veracruz o la de Puebla, comenzaron a ofertar, en el marco de sus políticas de regionalización y de restricciones de acceso abierto, una nueva oferta educativa a través de la educación a distancia, bajo dinámicas semipresenciales con apoyo del libro y de guías didácticas especiales. La UNAM, como en muchos otros temas, abrió un camino en la región, al establecer en forma autónoma, al tiempo que la prueba selectiva de acceso bajo la gratuidad, una oferta educativa semipresencial sobre la base de propender a ofrecer los mismos niveles y estándares de calidad que la educación presencial universitaria. En 1974 se crea el Sistema de Universidad Abierta (SUA) de la UNAM que propendía a ofrecer oportunidades de acceso a la institución, dado el establecimiento de cupos y exámenes a la educación presencial, para aquellos que no lograban ingresar. El modelo del SUA posteriormente también se basó en una selectividad de acceso, pero con menor presión de postulantes versus ingresantes. La Universidad Central de Venezuela (UCV) también desde la década del 70, asociado al establecimiento de restricciones de acceso, propendió, aunque en muy reducida proporción, a desarrollar modalidades de educación a distancia para quienes no podían acceder a los sistemas presenciales

A diferencia otro modelo de expansión de la educación a distancia al interior de las universidades públicas se dio, en Honduras, tanto en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) desde 1985, como posteriormente en la Universidad Nacional Pedagógica (UNPFM). En estas instituciones se desarrollo un modelo bimodal con una educación presencial por una parte y por la otra, una educación superior a distancia (semipresencial), y cuyas diferencias, en teoría eran sólo de metodología de enseñanza y no por la forma del acceso, ya que se carecía de selectividad de acceso a la educación presencial. En este caso, la educación a distancia, se viabilizaba fundamentalmente para cubrir demandas en parte del territorio nacional en el cual no había sedes regionales de ambas instituciones que ofertaran educación superior en forma presencial.  Ambos modelos con el tiempo, aún siendo de acceso libres y sin sistemas de evaluación, se tendieron a diferenciar en la calidad, el tipo de estudiante y el tipo de oferta disciplinaria.
 
En otras universidades autónomas también se desarrollaron modalidades bimodales pero asociadas a las propias Facultades y Escuelas,  y no como una modalidad educativa distinta a nivel de toda la institución sino a nivel de las unidades académicas de base, de las carreras o materias. Ellas se asociaron al nombre de “estudios libres” y tuvo sus ejemplos en la Universidad de Buenos Aires (así como varias de las grandes públicas de Argentina) y en la Universidad de la República en el Uruguay (UDELAR), que en el marco de modelos de acceso abiertos y dada la saturación de las aulas y las limitaciones físicas de espacio, propendieron a establecer restricciones de acceso al establecer modalidades de educación a distancia de tipo semipresencial, donde algunos estudiantes estaban autorizados u obligados ha llevar algunas materias en forma semipresencial y sólo estaba obligados a  rendir en forma presencial los exámenes finales junto a aquellos que seguían el curso en forma regular. En estos casos, el carácter fragmentado de las universidades públicas con fuerte peso de las Facultades llevó al desarrollo de estas modalidades de oferta a distancia y a formas bimodales, no a nivel central, sino independientemente por parte de las distintas Facultades en función de sus diferenciadas presiones de cobertura y de problemas locativos.


[1] Ponencia presentada en el Congreso VirtualEduca Argentina 2008, Buenos Aires, 9 de mayo 2008
[2] Ex Director IESALC – UNESCO.



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